Ir al contenido principal

Mi propósito




Me llamo María y mi película favorita es Amelie. Tengo 36 años y varios buscándome. Voy comprendiendo poco a poco el sentido de mi vida, mi propósito y sus porqués. 


No es casualidad que Amelie sea mi película favorita. 


"Amelie es soñadora y tiene una vida sencilla: Le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación. De repente, a sus veintidós, Amelie descubre que su objetivo en la vida es arreglar la vida de los demás. Inventa toda clase de estrategias para intervenir, sin que se den cuenta, en la existencia de varias personas de su entorno"


Siempre me he parecido bastante a ella. Desde pequeña era muy observadora e imaginativa. Y, como todos los niños, sensible a las emociones que mostraban los adultos (las que se decían y las que no). 


Mi imaginación creaba historias y situaciones que pensaba podían cambiar la vida de las personas y transformar su dolor en aprendizaje. Como muchos niños, solía hacer lo que estaba en mi mano para hacer reír a los demás, me parecía especialmente necesario. 


En otros momentos, en cambio, era más difícil gestionar las sensaciones y me sentía como un bote que, se llenaba de emociones ajenas y no tenía mucho espacio para las propias. 

Cuando nacemos tenemos todas nuestras emociones muy claras. Si sentimos dolor lloramos, si estamos felices nos sentimos bien, reímos... No tenemos ningún problema de expresar nada. El problema radica en qué la sociedad nos empuja a desconectarnos de nuestro Ser desde muy temprano. Y, a la vez, nos llenamos de emociones y situaciones ajenas. ¿Cuántas veces has sentido que estas tan centradx en las emociones de los demás que te olvidas de las tuyas?


Había una sensibilidad en mí hacia todo lo humano que tampoco es extraño que me dedicase a la educación. Infantil, por supuesto, la base donde comienza todo el SER de una persona. Me dirigí allí donde creía que podría ayudar. Y ha sido aquí, abrazando a los más pequeños, donde no solo me he desarrollado como profesional, sino como persona. Ha sido el lugar que me ha dado las situaciones  y vivencias necesarias para querer seguir investigando, para querer cambiarme. Han sido ellos los que me han recordado la esencia de la vida.


Llevo trabajando con niños de 0 a 3 desde hace 12 años. No soy madre, aún, pero he sido niña y, a día de hoy, una persona comprometida con darle a la infancia toda su importancia. 


La infancia no solo es el momento en el que aprendes a hablar, comer o andar. Los primeros años son el tiempo en el que todo tu ser está puro, el tiempo en el que no hay juicios, en el que no hay miedos, no existen las creencias que nos limitan. Es el tiempo en el que se está formando nuestra autoestima, en el que existe el amor incondicional y no condicionado, en el que estamos presentes, es el tiempo... ¡en el que no hay tiempo y solo AHORA!


Durante todo este tiempo de experiencia "educativa" aprendí muchas cosas y, después, quise desaprender casi TODAS. 


Desde el principio hubo algo que no me cuadraba y hacía sentir incómoda. Me dí cuenta que era la forma de educar que había aprendido y la forma que tenemos de relacionarnos con los niños y entre nosotros, los adultos. Fue ahí donde comenzó mi crisis existencial. 


Me gustaba mi trabajo pero no cómo lo enfocaba la sociedad, ni como yo misma lo estaba desarrollando al haber entrado en la rueda. 

En esos momentos, sabía bastante del desarrollo neurológico del niño, veía rápidamente las carencias o dificultades, creaba mundos increíbles para que se divirtieran, había humor, cariño y, sobre todo, muchos "tips" para conseguir que la clase funcionara y todos hicieran lo que "yo quería". 

En las situaciones más complicadas, lograba captar la atención de los niños para que se olvidaran de su emoción y pasasen rápido a realizar otra cosa. Tampoco es que hubiera mucho tiempo para pararse a validar emociones. Vaya, me sentía un mono haciendo malabares para que todos estuvieran bien pero yo no estaba realmente. Había perdido esa parte genuina del niño que ve solo lo esencial y, lo esencial, eran ellos con sus emociones y las mías. 


En bastantes ocasiones, sentimos que necesitamos hacer muchas cosas para que se "comporten", dejen de hacer lo que a nosotros nos parece mal o nos molesta, olvidándonos de los propios niños. 


Por todo esto, comencé a devorar libros de lo que ahora llamamos desarrollo personal, a investigar e investigarme. El yoga entró en mi vida así como, poco a poco, va calándome su filosofía. 

Realicé cursos de educación más respetuosa y consciente, me comencé a comprender y pude verlos realmente. Pude ver a esas personitas como lo que realmente son y darme cuenta de las cosas que quería cambiar en mí para dárselo a ellos. Pude imaginar el tipo de espejo que quería ser para que se reflejasen. 

Y dejé de llamarlo educar, porque en el fondo me han enseñado más de lo que yo a ellos. Ahora, las horas que están conmigo son para acompañarles, ¡para acompañarnos! Para estar presentes y aprender juntos cómo es realmente el juego de la VIDA.

El trabajo personal continúa, y con él, me encontré con mi propósito: Cambiar la forma de ver la infancia, transformar en aprendizaje nuestra propia historia para desde una posición mucho más respetuosa y pacífica criar al futuro de nuestra sociedad. 



"Sé el cambio que quieres ver en el mundo" -Gandhi-

Comentarios

Entradas populares de este blog

5 claves Mindfulness y la crianza El año pasado pude asistir a una de las ponencias que más me han marcado en los últimos años. Asistía al curso sobre EducaciónRespetuosa impartido por la Semilla Violeta , y quién lo comenzó fue FidelDelgado, psicólogo clínico y “titiripeuta” como él mismo se denomina.   Durante aquellas dos horas de charla, no me distraje ni un momento. Me reí, me transporté a mi interior y me abrió los ojos a muchas cosas. Su libro: Saber cuidarse para poder cuidar, fuera a parte de ser una obra de arte, tiene un contenido muy potente y revelador. ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE “SABER CUIDARSE PARA PODER CUIDAR”? TODA. “Los niños no necesitan padres perfectos, sino padres felices. Cuando tu estás bien, ellos están bien” Muchas de las averías del ser humano son muy tempranas , y suelen estar relacionadas con las emociones que, los adultos más cercanos a nosotros, tuvieron durante nuestros primeros años de vida. Su felicidad o su trist

Mindfulness: La felicidad es un estado, fruto de una mente calmada

El encierro al que nos estamos viendo sometidos es una gran prueba para la mente y sus emociones. Pero también, un gran momento para analizar algunas cosas. ¿Cómo lo estáis llevando? Puede que estés teniendo más tiempo que nunca para estar en familia o incluso que tengas menos que antes. Lo sé, teletrabajar en casa no es tan sencillo como parece. Además, estoy segura que andáis con cierta preocupación. Día a día batallamos con tareas y responsabilidades que nos generan mucho "ruido mental". ¿Te has parado a escuchar todo ese ruido? ¿Cómo te hace sentir? ¿Qué pasa cuando tienes la mente demasiado llena? Cierra los ojos. Imagínate caminando por la calle, en el transporte público o conduciendo, un día cualquiera, de camino al trabajo. ¿Cómo estás? ¿Cuántos "tengo que" y "debería" llevas en la cabeza? ¿Observa a tu alrededor, qué pasa con el paisaje? Probablemente me responderás que n o existe nada a tu alrededor y que solo has estado pendi
Queridas familias, Cuando empecé el blog hace unas semanas nunca habría creído posible la situación que vivimos a día de hoy, recluidos en casa y con la duda de un futuro incierto. Ninguno de nosotros lo podía imaginar, pero esto, trae cosas hermosas, quizá más de que parece por su dureza, y el respeto infinito hacia todas las personas que lo están viviendo en primera línea día a día.  El ahora, algo que ha estado siempre, pero, siempre olvidado. Hemos vivido inmersos en pasados oscuros o añorados y futuros inciertos o deseosos, pero no nos habíamos dado cuenta que el mayor regalo, PRESENTE (o present, ya lo dicen en inglés), lo teníamos delante de nuestros ojos. ¡HOY ES SIEMPRE EL DÍA! Disfrutemos de este tiempo extra, y extra impuesto, de estar con los que más queremos, aunque sea, en algunos casos, a través de videollamada. Quizá antes, hacía tiempo que no habíamos estado tan cerca los unos de los otros. QUEDATE EN CASA ¿Sabéis a qué me recuerda? A que llevamos de